No es frecuente que Noticias Univisión presente una clínica sobre cómo rebatir las narrativas de agravio racial, sin embargo, eso fue precisamente lo que ocurrió en la más reciente edición de Al Punto. Atrapado entre sus roles de presentador y activista, a Jorge Ramos no le quedó otra alternativa que observar, sin poder hacer nada al respecto.
En el primer segmento del programa, Ramos intentó dar legitimidad al asqueroso editorial de opinión del New York Times, publicado tras el histórico resultado de las asambleas electorales en Iowa, en la cual los senadores y precandidatos presidenciales republicanos Ted Cruz y Marco Rubio clasificaron, respectivamente, en primer y tercer lugar.
Que conste que cuando Ramos describió el artículo como "una noticia bien interesante", lo hizo sin mencionar que su propia columna de opinión - en la cual acusó personalmente a Cruz y a Rubio de "traición"- fue el fundamento sobre el cual se apoyó la premisa central del artículo del Times.
El panel contó con el demócrata Freddy Balsera, y los republicanos Adolfo Franco y el exembajador a Venezuela Otto Reich. En efecto, Ramos emparejó el panel.
Balsera aprovechó la primera pregunta cargada de Ramos para arremeter contra Cruz y Rubio, acusándoles de ser "antihispanos" y "antiinmigrantes". La prueba de ese reclamo es, presuntamente, que ambos crearon una base de apoyo que extiende más allá de la comunidad hispana (contrario a, por ejemplo, Luis Gutiérrez, cuyo distrito está compuesto por el barrio puertorriqueño, el barrio mexicano, y el tramo de carretera interestatal que los une), el reclamo falso de que no otorgan entrevistas a la cadena, y la acusación de que Cruz no habla español (lo cual no estorba a la cadena a la hora de ungir a Julián Castro).
Reich responde, observando que el Times ha sido un periódico parcializado contra los cubanamericanos y que lleva más de cincuenta años equivocándose sobre un sinnúmero de temas. Reich pasó a marcar la diferencia en postura entre ser antiinmigrante y estar en pro de que se cumplan las leyes. Fue allí cuando Franco intervino con una verdad tan demoledora que a Ramos no le quedó otra alternativa que tratar de interrumpir.
Franco cortó hasta el tuétano al ligar la campaña de descalificación racial contra Cruz y Rubio con la que se llevó a cabo contra Miguel Estrada, el candidato a juez apelativo designado por el presidente George W. Bush. Los demócratas bloquearon la confirmación de Estrada al Circuito Apelativo del Distrito de Columbia por ser un hispano que no se debía al Consejo Nacional De La Raza, o Casa de Maryland, o cualquiera otra de las organizaciones hispanas de agravio profesional. De haber sido confirmado, sin duda Estrada hubiese sido el primer hispano nombrado al Tribunal Supremo (y hasta posible Juez Presidente), y no la ultraliberal Sonia Sotomayor. Esta fue la hipocresía izquierdista que Franco hábilmente expuso ante todos.
Más adelante, Franco volvió a arremeter contra los argumentos de Ramos y Balsera, tras éste sugerir que la oposición a políticas de frontera abierta y de gasto social desmedido sean posturas "antihispanas".
Reich entonces apuntó que el entonces senador Barack Obama fue quien malogró el proyecto de reforma migratoria del 2006-2007, al insistir en una medida pro-sindicatos, que incumplió su promesa de reforma migratoria aún cuando contaba con una supermayoría demócrata en el Congreso, y que son los demócratas quienes insisten en no darle un trato serio al tema migratorio más allá de comidilla de campaña política. Fue entonces cuando Franco levantó su voz de nuevo contra Ramos y Balsera por su crónico uso irresponsable del peyorativo "antiinmigrante", lo cual les obligó a dar un paso atrás, y en el caso de Ramos, a recurrir a su argumento trillado y emocional sobre tradiciones políticas.
La última humillación vino en respuesta a la pregunta cargadísima de Ramos sobre si los latinos votarían por otros latinos a base únicamente de su origen étnico. Tras escuchar la perspectiva liberal sobre el tema de parte de Balsera, Franco llamó atención al hecho de que el Partido Republicano tiene gran cantidad de funcionarios electos a nivel estatal, mientras que los Demócratas no tienen a nadie a ese nivel aparte del senador Bob Menéndez de Nueva Jersey (quien actualmente enfrenta cargos de corrupción). Por su parte, Reich recordó a los presentes que el votante hispano no es tan superficial como la izquierda quiere (o necesita) que sea.
En lugar de ceder ante narrativas liberales respecto a expectativas raciales o inmigración, Franco y Reich las cuestionaron y resistieron con fuerza, convicción y sustancia. Ante la columna asquerosa del New York Times y sus promotores tanto en Univisión como en el resto de los medios, no se podía esperar menos.