Tras una semana controvertida, la presentadora del Noticiero Univisión María Elna Salinas ha decidido expresarse en torno a la controversia suscitada tras su discurso ante los graduandos del recinto de Fullerton de la Universidad Estatal de California. Lamentablemente, su columna de opinión al respecto deja mucho que desear y levanta interrogantes nuevas en lugar de cerrar las que ya existían.
Antes de entrar en la sustancia de las expresiones Salinas, es importante entender lo que allí sucedió.
En resumen, una miembro elite de dos clases políticas distintas (la prensa estáblishment y la clase política profesional latina) habló con franqueza ante un público de diversidad tanto étnica como ideológica, y algunas porciones de su discurso recibieron el tipo de resistencia que ocurre dentro del libre mercado de ideas. Punto y se acabó.
Bien podría caracterizarse el discurso como uno político, enmarcado dentro la identidad política etnolatina. El discurso tuvo porciones que fueron completamente en español, odas a la diversidad, justificaciones del sesgo a la hora de cubrir ciertas noticias, y recomendaciones específicas en cuanto a la selección de candidatos políticos (algo que La Opinión obvió a la hora de informar sobre el abucheo).
El discurso no fue particularmente ofensivo ni indignante, pero sí fue un ejercicio en "señalización de virtud" que normalmente vemos en los claustros cómodos de la izquierda, como lo son las salas de noticias y los estudios de cine y televisión. El ambiente universitario podría considerarse parte de este ámbito, pero esta fue una graduación.
La prensa, en su afán de cubrir por Salinas, agravó la situación. Toda la cobertura apuntó hacía una selección brevísima del segundo discurso de Salinas- el que brindó a los graduados de la Facultad de Comunicaciones (en donde ocurrieron algunos de los abucheos), pero obvió el discurso ante el pleno de la clase graduanda, los cuales están disponibles en su totalidad. Fueron precisamente estos comentarios los que sentaron la base para lo que ocurrió después:
MARIA ELENA SALINAS, PRESENTADORA DE NOTICIAS UNIVISION: ¿Quién sabe? Tal vez esté entre ustedes el primer presidente hispano. O el primer...
GRADUADA NO IDENTIFICADA DE CAL STATE FULLERTON: ¡Wuuuuuuuuuu!
MARIA ELENA SALINAS, PRESENTADORA DE NOTICIAS UNIVISION: ...podrías ser tú. O el primer presidente asiático-americano. Tal vez. Lo siento, pero ya se llenó el puesto del primer presidente afroamericano... Y el puesto de la primera presidenta o del primer presidente judío-americano socialista está a la vuelta de la esquina... Y de paso, ésas son las únicas opciones...
Sepan que la imagen de este artículo es una captura del momento preciso en que una Salinas sonriente se inclina a recibir el aplauso subsequente a la crítica sutil a Donald Trump con su comentario "únicas opciones". Tiene que considerarse ese comentario en referencia al comentario subsecuente de crítica a quienes acusan a la prensa de "crear" a Trump. Así lo hizo la periodista Denise de la Cruz del OC Weekly cuando reseñó el evento:
Además, tenía el odio a Trump en la mente; en su discurso previo al pleno de los graduandos, Salinas le dijo a los presentes que Bernie Sanders y Hillary clinton "son las únicas opciones" para la presidencia mientras sonreía, y entonces continuó con halagos a los graduandos porque "ustedes son quienes construirán puentes, y no muros."
La respuesta inicial de Salinas fue jugarse la carta del racismo desde el fondo de la baraja. Lamentablemente, su respuesta subsecuente fue de amonestar a la reportera y tratar de que se retractara de su relato de primera mano del evento:
Me sorprendió aún más cuando la reportera dijo que mi discurso había estado demasiado centrado en lo latino, que había sido “descaradamente anti Trump”, y que yo comencé a aconsejar a los estudiantes de periodismo a “utilizar las herramientas de los medios de comunicación para refutar a figuras políticas tales como Donald Trump”. Interesante.
De La Cruz y su editor están muy entusiasmados de que su artículo haya sido noticia nacional en publicaciones tan prestigiosas como el Washington Post, The Hill, LatinoUSA, Los Angeles Times y La Opinión, para nombrar algunos. Estoy segura de que tendrá un gran futuro en el negocio. ¿Pero, vemos aquí una lección sobre periodismo responsable? ¿Debemos los periodistas omitir los hechos y solo ofrecer nuestra interpretación personal de lo sucedido, sin importar las consecuencias? Claro que no hay nada de malo en informar sobre cómo se percibieron mis comentarios, lo entiendo, pero, ¿debemos de borrar por completo la línea entre opinión y periodismo basado en hechos?
Dejemos a un lado la indignación fabricada por el uso periodístico de la muletilla narrativa "algunos dicen", y la manera condescendiente de rederirse a de la Cruz y a su editor(a). Vean la ironía de esta situación- en la que una periodista estáblishment cuyo canal mercadea el periodismo de opinión y agenda, y el cual es cómplice en el borraje de la línea entre lo que es de opinón y lo que es de hecho (véease: "antiinmigrante"). Bien por el OC Weekly por no quedársele callados:
*Nota del editor: Salinas se queja públicamente de que lainterpretamos incorrectamente(sic) su discurso ante la Facultad de Comunicaciones, y de que jamás atacó a Trump. Nunca dijimos que lo hizo; dijimos específicamente que "empezó a aconsejarle a los estudiantes de periodismo a que utilicasen las herramientas de los medios para refutar a figuras políticas tales como Donald Trump", y de que los abucheos comenzaron tan pronto sonó su nombre. La cita de Salinas que parafraseamos- la que ella dice que malinterpretamos- dice así: "Gracias a la tecnología, ahora podemos comprobar que el candidato de hecho dijo lo que él o ella alega no haber dicho." ¡Suena mucho a un consejo a los estudiantes sobre la refutación de los candidatos! Y acto seguido, mencionó a Trump- ahí lo tienen.
Salinas cierra la columna con otra señalización de virtud (loas a la diversidad), y con otra indirecta a Trump (al indicar que es la diversidad lo que hace grandioso a este país). En lugar de regañar a una periodista joven mediante una columna nacional, espero que Salinas aproveche esta oportunidad para darse cuenta que el derecho a la libre expresión no es una garantía de expresión incontestada. Hay ocasiones en que a tu público no le va a gustar lo que dices, y el mercado de ideas tiene espacio para que exista la libertad de expresar eso.
Tal vez todos podamos coincidir en que la libertad de expresión y la libertad de prensa son parte de lo que verdaderamente hacen grandiosos a este país.
Nota: Incluyo una transcripción completa de la columna de Salinas, por si a Univisión le da con desaparecerla como hicieron con la columna que publicó tras el pasado encontronazo entre Jorge Ramos y Donald Trump.
Una lección de periodismo responsable
Lo que me define como persona es mi orgullo por ser latina. Haber crecido en un ambiente bicultural y bilingüe en Los Ángeles me permitió tener una apreciación especial de esas dos culturas y dos conjuntos de tradiciones que se convierten en una. Lo que me define como periodista es mi afán de buscar la verdad, cuestionar la autoridad, denunciar injusticias y destapar la corrupción. Estoy en el negocio de reportar noticias, no de hacerlas. Sin embargo siento la necesidad de hablar sobre un incidente que aborda tanto la importancia de estar orgullosos de nuestra herencia cultural, como de practicar el periodismo responsable.
Cuando fui invitada por la Universidad Estatal de California en Fullerton para dar el discurso de la ceremonia de graduación a la clase del 2016 y recibir un Doctorado Honoris Causa en Letras Humanas, me emocioné. Me sentía tan honrada de regresar al estado donde nací, donde tengo mis recuerdos de infancia y donde comencé mi carrera.
Lo hizo aún más especial el hecho de que Cal State Fullerton sea la universidad número uno en graduar a estudiantes latinos en el estado de California, y la número cinco en el país. Como miembro de la Junta Directiva del Hispanic Scholarship Fund /Fondo Hispano de Becas, y habiendo otorgando mi propia beca durante casi dos décadas a través de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos, fue un momento de orgullo ver que más del 30% de los graduados eran hispanos, y que más del 40% de ellos se estaban graduando de la escuela de Comunicaciones.
Compartí mi historia personal con los estudiantes y les di algunos consejos. Hablé con ellos acerca de desafíos que podrían enfrentar. Les recordé que ellos son los líderes del mañana y cómo me inspira su generación. Yo quería que ellos se sintieran empoderados y que salieran de ahí creyendo que pueden conquistar el mundo. Tomé un minuto en mi discurso para dirigirme a los padres de los estudiantes hispanos en español, felicitarlos y recordarles que la graduación de sus hijos es el fruto de sus sacrificios.
La universidad me pidió que dedicará además un par de minutos para dirigirme a la escuela de Comunicaciones tras el discurso principal. Habiendo tenido el honor, unas pocas semanas antes, de ser la oradora en la graduación de la Escuela de Comunicaciones de la Universidad Americana en Washington DC, y habiendo recibido muchos mensajes de estudiantes que se sintieron motivados e inspirados por mis palabras, quise tener el mismo impacto positivo en los estudiantes de Cal State.
Les dije que son ellos quienes van a reinventar los medios de comunicación. Les hablé acerca de lo que me motivó a entrar en el negocio de las noticias. Y les advertí que no usaran la cobertura noticiosa de las elecciones actuales como un ejemplo de lo “justo y equilibrado” que debe ser el periodismo, ya que no es una elección normal.
Ahora bien, lo que dije después disparó una serie de reacciones que francamente me tienen un poco desconcertada. Durante mi discurso escuché algunos gritos provenientes de las gradas donde estaban sentadas las familias, pero no podía entender lo que decían. Continué haciendo mi evaluación de cómo los medios de comunicación son tratados como “el Enemigo Público No.1” cada cuatro años durante la época de elecciones. Dije: “se nos acusa de malinterpretar lo que dicen los candidatos, pero gracias a la tecnología ahora podemos demostrar que realmente dijeron lo que ellos o ellas dicen que no dijeron. Y agregué de forma bromista, que “hasta nos acusan de haber creado a Donald Trump, imagínense eso”. Antes de cerrar, tomé un momento para felicitar, en español, a los estudiantes que recientemente comenzaron a armar un noticiero en español en la escuela. Me tomé una selfie con ellos, y dije adiós.
Más tarde ese mismo día vi un mensaje en mi cuenta de Twitter de Denise De La Cruz, una estudiante que hace reportajes para el Orange County Weekly, quien me agradeció mi “discurso atrevido” y preguntó lo que yo pensaba sobre la reacción negativa de la audiencia. Yo nunca pensé que mi discurso hubiera sido “atrevido”, y no tenía idea que hubiese habido alguna “respuesta negativa”.
Me quede perpleja cuando comencé a ver mis redes sociales encenderse con un debate entre atacantes y defensores de la supuesta reacción adversa, todos procedentes de un artículo que escribió De La Cruz con un titular un poco alarmante de mi punto de vista, indicando que fui abucheada durante el discurso de graduación y hablando de una “tensión racial” que francamente yo no percibí.
Me sorprendió aún más cuando la reportera dijo que mi discurso había estado demasiado centrado en lo latino, que había sido “descaradamente anti Trump”, y que yo comencé a aconsejar a los estudiantes de periodismo a “utilizar las herramientas de los medios de comunicación para refutar a figuras políticas tales como Donald Trump”. Interesante.
Mi curiosidad me hizo contactarla en Twitter y decirle, a través de un mensaje directo, que escribir sobre lo que uno ha visto es buen periodismo. Pero, ¿de dónde había sacado ella que yo estaba atacando a Trump? Me explicó que escribió en primera persona, y que esa había sido “su interpretación”. Y añadió: “Entiendo que de ahora en adelante, y según qué estilo de nota esté escribiendo, debo ser más cuidadosa con mi interpretación y los hechos”. Esa no es mala idea.
De La Cruz sostiene que al yo decir que a los medios se les culpa de haber creado a Trump, la frase acarrea sentimientos anti Trump. Pero, ¿de dónde saca la parte de que yo estaba “recomendando a los estudiantes utilizar las herramientas de los medios de comunicación para refutar a candidatos como Trump?” Esta fue su respuesta: “Creo que tomé eso a partir de la frase de cómo usamos la tecnología para reportar lo que los candidatos realmente dijeron, lo cual podría entonces implicar utilizar las herramientas de los medios/tecnología para refutar a candidatos como Trump”. En otras palabras, ella no escribió lo que yo dije, sino lo que ella pensaba que yo estaba dando a entender. Lo que la gente leyó es su interpretación de lo que yo dije.
De La Cruz y su editor están muy entusiasmados de que su artículo haya sido noticia nacional en publicaciones tan prestigiosas como el Washington Post, The Hill, LatinoUSA, Los Angeles Times y La Opinión, para nombrar algunos. Estoy segura de que tendrá un gran futuro en el negocio. ¿Pero, vemos aquí una lección sobre periodismo responsable? ¿Debemos los periodistas omitir los hechos y solo ofrecer nuestra interpretación personal de lo sucedido, sin importar las consecuencias? Claro que no hay nada de malo en informar sobre cómo se percibieron mis comentarios, lo entiendo, pero, ¿debemos de borrar por completo la línea entre opinión y periodismo basado en hechos? No es eso lo que tenía en mente cuando le dije a los estudiantes que son ellos los que re-inventarían el negocio de las noticias.
Por cierto, este es un ejemplo perfecto de cómo la tecnología puede utilizarse para mostrar lo que realmente se dijo. Espero que alguien haya tomado nota.
A quienes se sintieron incómodos conmigo porque pronuncié unas pocas líneas en español, la intención no fue faltarles al respeto. Los hispanos son ahora una mayoría en California, con casi 15 millones de latinos viviendo allí, y el español es la segunda lengua más hablada en el estado.
En mis 35 años como periodista sé de primera mano las dificultades que pasan las familias inmigrantes hispanas para que sus hijos reciban una educación universitaria. En muchos casos ellos son los primeros en su familia en recibir este diploma. Verlos graduarse es un momento de orgullo sin igual.
Debo admitir que es un poco decepcionante ver la reacción que mis palabras causaron tanto entre algunos de los estudiantes en la graduación como entre los cientos de personas que se volcaron a las redes sociales con ira desenfrenada para comentar sobre algo que no atestiguaron y acerca de lo cual fueron mal informadas.
La fortaleza de nuestro país radica en su diversidad. Es maravilloso que las familias de inmigrantes de todas partes del mundo tengan arraigado el orgullo de su herencia cultural con todos sus sonidos, aromas y sabores. Celebrar el día de San Patricio, el año nuevo chino, Rosh Hashaná, Oktoberfest, Kwanzaa, Cinco de Mayo y muchos otros junto con el día de Acción de Gracias y el Cuatro de Julio, es lo que hace a Estados Unidos el gran país que es.
Algo que Denise De La Cruz y yo tenemos en común es que aparentemente ambas estamos orgullosas de ser latinas. “Por cierto, a mi papá le encantó su discurso”, me dijo en uno de sus mensajes de Twitter. “Fue bueno para él escucharlo en su idioma”. De nada, Denise.